La puerta enorme del edificio, imponía cierto respeto, un poco de temor también.
Noble la madera con detalles en bronce, el ruido de los autos aturdía, y la gente apurada, apretada en la vereda, todo le parecía extraño, nada le recordaba al barrio, pero le gustaba sentir la adrenalina en el cuerpo, ansiedad y miedo, dulce miedo que se mezclaba con aires de sueños. Este era un comienzo, si bien gentil y humilde, la llevaría algún lugar.
Llevaba puesto una camisa hindú celeste, los jeans un poco anchos, zapatos tipo zuecos, unas pulseras bonitas, obsequio de una tía exótica. Un bolso, grande, cómodo y nada aburrido, como siempre los ojos puros, brillantes de Matilde.
El primer día de trabajo en la oficina de un conocido, un amigo de su padre. No era una gran promesa laboral, pero era consiente que si ponía esmero aprendería mucho.
Recorría los pasillos, revisando los mensajes en el celular, Alma le enviaba suerte, hacia tiempo no se veían, después de un largo verano vacacionando y Matilde tan solo paso las tardes, escribiendo, y escuchando los discos que mas le gustaban, alguna que otra vez concurrió al club con la familia, no mas que eso.
Caminaba exaltada, se sentía toda una mujer, sola, enfrentando al mundo, volaba como siempre, sin saber que este preciso instante marcaría una línea intensa en su destino, casi incambiable, aunque dicen “nada es imposible”
_perdón
_uy de veras, perdón, no se en que pensaba
_la verdad es que ni te vi venir
Apenas pudo levantar la mirada, después del sacudon que recibió, por la torpeza de la distracción, parecía ser que había en el mundo otra gente que vuela mientras camina.
_ no te preocupes, no es nada
Miró profundamente esos ojos, y siguió
_iba distraída, tampoco te vi venir
Tembló su cuerpo, miro de nuevo los ojos, gentiles, interesantes, captaban su mirar como un imán. Se silenciaron unos segundos, no podían retener las miradas.El la hacia incomodar, por primera vez sentía la mirada de un hombre, y no era fugaz, sus ojos iban mas allá, no era común, se sentía desprotegida, acaso el podía mirar con transparencia? Podía devolver esa pureza? Toda una confusión le causo en menos de un minuto.
_Soy Nicolas, trabajo aquí, en una de estas oficinas, hace ya unos 4 años, soy muy malo contando chistes, pero lamento decirte que lo hago diariamente, no elijo comida Light , asique lamento decirte también que no podré acompañarte en los almuerzos, por último lamento decirte que temo que soy tu compañero y tendrás que soportar mis torpezas.
Veni Matilde, seguime, mi jefe te está esperando.
Sonrió, nerviosa, sin escapar de la mirada feroz, implacable de Nicolas.
_lamento informarte que no se contar chistes y que no consumo comida Light, soy fiel consumista de mcdonalds, entonces, quizá podremos comer juntos. Ahora vamos, quiero tener el honor de que me presentes.
Las macetas colgantes tambaleaban, el cielo no mostraba ni un vestigio de esperanza, la tormenta inevitable, el húmedo calor parecía brotar del piso, el viento caliente azotaba las ventanas, y Matilde descansaba en la galería del fondo, en la reposera del abuelo, con un licuado de frutillas en la mano y los auriculares estallándole los oídos con temas de Alejandro Sanz. Buscando respuestas, o tan solo soñando como siempre. Pasaba ya una semana desde ese primer día en el trabajo, su adaptación iba en progreso, y hasta el momento nada le parecía difícil, lo único que la inquietaba tenia nombre y apellido y ese era Nicolas Fernández. Compartían una oficina juntos, el la había sabido ayudar sin apresurar a Matilde, poseía un excelente carisma, calidez y comprensión. Sentía Matilde por primera vez algo parecido al “amor”. No entendía bien de donde vendría ese sentir. Experimentaba todo un desorden hormonal cuando el se le acercaba, a veces hasta sus mejillas enrojecían y la delataban. Más tonta aún se sentía intentando concentrarse en el trabajo. Pero el deseo parecía apoderarse de ella, esto inquietaba a Matilde, nunca antes había deseado a nadie, no almenos así, era muy diferente a lo que imaginaba, sin querer parecían sus cuerpos atraerse casi por naturaleza, no podía pensar con claridad y menos distanciarse hasta saber si esto era amor, o tan solo la fuerte atracción que los uniría.
La tormenta azoto el patio con su lluvia, y Matilde se dejo mojar los primeros instantes, el agua fría golpeaba con fuerza su pecho, un gran suspiro cayo de sus labios y entro corriendo a la casa, ahí estaba su madre mirándola con ternura, contemplando a esa niña que parecía írsele de repente, parecía presentir el destino, sentía miedo y dolor al tener que aceptar que su única hija había crecido.
_hey Mati! Que hacías en la lluvia? No me digas ahora que olvidaste que estaba lloviendo. Se le acerco abrazándola y regalándole una sonrisa.
_OH mama, estos días fueron raros verdad?
_Ni me lo digas, ahora no puedo prepararte ni el almuerzo, uff…es difícil ser madre y admitir que los hijos crecen y en algún momento se van
_ hay mi dulce Ana! Todavía no me fui a ninguna parte, es solo un trabajo, nada mas, le das mucha importancia.
Así llamaba a su madre desde que tenia tan solo 5 años, un día que al pasar por el cuarto de sus padres por primera vez presencio una discusión entre ellos, nada grave, pero en la carita de su madre caían unas lagrimas, cuestión que a Matilde le provoco un estallido en llanto, entro corriendo en el cuarto y aferrando a su madre con la fuerza de una leona, le dijo “ mi dulce Ana yo te amo” te amo mamita no llores” sus padres no pudieron mas que sonreír y devolverle el mas calido de los abrazos.
_ Y bien, ya que lo mencionas, como te ha ido, no me contaste casi nada, que te traes escondido
_ yo nada, no tuve muchas ocasiones para contarte, es todo, fue una semana cansadora, mucho que aprender, y mucho trabajo por hacer
_ y que tal tus compañeros? Supongo que no trabajas sola verdad? Lo dijo en tono pícaro, como si Ana podría leer la mente de su hija.
_ comparto la oficina con Nicolas, por suerte me ayuda mucho y es una persona agradable, no tuve tiempo de aburrirme por ahora.
_ aja, mira! Y que tal el muchacho? Te gusta?
_ Hay mama, no empieces por favor, ni voy a contestarte, mejor me voy a dar un largo baño y después a dormir, mañana me espera otro día de madrugar a las 7 de la mañana, dios sabe que no aguantare la terrible lucha contra el despertador. Por que! Por que el mundo insiste en levantarse temprano!
Dijo en tono melodramático, esquivando rápidamente la verdadera pregunta de Ana, y se alejo canturreando, mientras subía las escaleras su madre la observaba alejarse con una sonrisita triunfadora, “le gusta” se dijo para sus adentros.
Mayo no quería soltar el aire templado, se aferraban las hojas de los árboles, recordaba con frecuencia Matilde los días de otoño de su niñez, cuando ya hacia frió, y tenia que ir al colegio con las medias cancan verde ingles, el jumper hasta las rodillas, y los sacos de lana en diversos modelos que su abuela con gusto le tejía cada temporada. Pero ahora, con cada año que pasaba el clima calido parecía extenderse, casi hasta el invierno, escuchaba de tanto en tanto alguna explicación, involucrando al calentamiento global, la contaminación, o que era lo que estaba sucediendo? Lo único concreto para Matilde es que el viento calido, esa tarde jugaba con su pelo, esperaba el colectivo a dos cuadras de las oficinas, al llegar a casa la estaría esperando Alma, eso ponía de excelente humor a Matilde. Por una cosa u la otra las inseparables amigas no se veían hace exactamente 1 mes y 20 días, Matilde llevaba bien la cuenta, lo que mas extrañaba desde su comienzo en el trabajo, eran las interminables charlas con Alma, las locuras que se les ocurrían juntas, hasta podía extrañar a horrores que Alma le hablase hasta el hartazgo, cuantas veces ni dormir había podido Matilde en su compañía…”mi loca, loca amiga” se decía sonriente y radiante, “ni imagina lo que tengo para contarle” .
En la bicicleta a media cuadra venia Alma, con un paquete bastante grande en una mano, mientras con la otra intentaba no perder el equilibrio, siempre le había costado navegar su bicicleta, no era muy buena en realidad para eso, Matilde era la que insistía en esos paseos extensos los domingos, ella misma trazaba planos con el camino a seguir. Solían ir hasta el rió, o tomaban el tren hasta los bosques de Palermo, pero donde mas le gustaba ir a Matilde era a San isidro, paseaba por la costanera, por el sendero del tren de la costa, por la plaza y a veces hasta las hacia detener en el anden a tomar una gaseosa tan solo contemplando las vías y el cielo. Como extrañaba esos paseos, tan rápido cambiaban sus vidas que sin querer crecía la distancia entre las amigas.
_que traes ahí? No me digas que ahora haces reparto a domicilio
_mmm que pasa? Ahora sos graciosa Mati? Bueno si, traigo pastelitos de la abuela, dice que como no vas más a leerle, en vez de mandarte este regalo te los cobra, mas el deliberi son…
_Hay almita, ojala tuvieramos mas tiempo, es verdad tengo que visitar a tu abuela. Entremos ya amiga, dejemos los juegos, vengo ambrienta.
Ana estaba en la cocina esperandolas con mate, las tres conversaron largamente. Eran tantas las noticias que el tiempo parecia detenerse para escuchar. Pero sí corrían los minutos en el reloj y Ana recordó que tenia clace de aquayim, esto le resultaba gracioso a Alma ya que nunca antes la mama de Matilde había estado ocupada con actividades de ese tipo, después de la larga enfermedad del abuelo, era extraño verla recuperar un poco de alegria y ganas de hacer cosas nuevas.
Se despidio de las chicas con un calido abrazo y salio canturreando de la cocina.
_por fin solas Alma!
_vi en tu mirada algo de ansiedad , que te pasa, porque tanto misterio?
_ufff… creo que me estoy enamorando
Alma echo a reír tanto que casi logra enfadarla
_no puedo hablar contigo? Porque siempre tienes que reaccionar así? Nada es serio para ti?
_hay bueno, es que no encuentro la gravedad, no era eso lo que querías? Ahora dime quien es el afortunado
_ no es tan simple, dije creo que me estoy enamorando, no estoy segura...Y si me equiboco? Y si no es el correcto?
Volvió a reír abrazando a su amiga para apaciguar su furia
_nunca sabrás si es el indicado si no lo averiguas, o que crees que el amor viene con manual? No puedes seguir tan estructurada, la vida no puede ser tal cual te la propones, siempre habrá sorpresas, desafíos y nunca sabrás que camino elegir con certeza absoluta, tan solo déjate llevar esta vez, por favor no lo arruines con tu pánico irracional, después de todo al menos siempre me tendrás a mi.
Esta vez Matilde no pudo evitar reírse y agrego
_ hay baya consuelo, entonces pretendes que siga soportándote
_compórtate mala…y ahora dime de una vez quien es?
_ trabaja conmigo, tiene todo a favor, me ponen muy nerviosa sus miradas e insiste en que salgamos algún día, yo trate de evitarlo pero ya no se como escapar de él.
_entonces no escapes
_pero es mas grande Alma, eso me asusta un poco
_no te entiendo, a que te refieres?
_ A todo…que se yo, tan solo me asusta, no estoy acostumbrada a salir con chicos menos con un hombre. Y créeme que este es un “hombre”
_me vas a enloquecer Matilde, que mas quieres? Seguramente es todo un caballero, tal cual lo esperabas, mejor aún, no te saldrá con una bobería de jardín de infantes.
_ Si pero también querrá que responda como mujer, y no estoy segura de poder hacerlo
_ no te preocupes amiga, y no te adelantes, dale una oportunidad a ese “hombre”, estas tan alocada que no has podido decirme su nombre.
_se llama Nicolás
Alma tomo el mate y lo alzó, con la sonrisa de oreja a oreja
_ Entonces un brindis por Nicolás futuro novio de mi mejor amiga, a crees que voy a dejarte huir de esto, ni sueñes, vas a enfrentarlo a si si, no te voy a dejar.
Las dos pasaron largo rato en el patio contándose todos los detalles de estos días sin verse, como siempre riendo y cantando y bailando hasta que el sol decidió dar la vuelta, enterrándose en la arena de los horizontes, humildes sus rayos se hundieron en la lejanía, dejando a las amigas cubiertas por un mínimo ultimo resplandor.
Una rosa blanca, de naturaleza pura
Me acuso de insolente, en mi propio jardín
Mágico por cierto, impregnado de jazmín
La rosa rió descarada, al escuchar mis palabras
Apenas en susurro pronunciadas
Apenas se animaron a salir
Y esa rosa tan hermosa como malvada se burlo de mí
Por cierto, me olvidaba, quise cortarla
Pero era tan preciosa que me dolía a mí
Ella me miro vanidosa y dijo:
Como te atreves a hablar niña del “amor”
Si tu joven piel huele a nuevo jazmín
Y tus ojos son tan puros como el blanco que me envuelve
Que sabes del “amor” niña que pareces princesita y no mujer
Que tus labios susurraron en mi hogar, mi jardín
Se atrevieron a decir “te amo” sin conciencia de decirlo
Entonces…explica tu insolencia que quisiste decir?
Quizá no sea mujer aun, pero si que te amo a ti, te arrancaría por
Tú soberbia, pero eres tan bella, hay tanta vida en ti,
Como podría no amarte? Si estas en mi jardín
Como a los jazmines, y los árboles
Y lo que rodea mi existir
Entonces dime tú rosa
Como no sabría amar a un hombre?
Si tanto supe amarte a ti.
… Matilde