sábado, 14 de noviembre de 2009

…Matilde y el mago
CAPITULO 1


Decente! decían por ahí a su paso, mientras colgaba de sus muñecas, pequeñas por cierto, las bolsas del mercadito de la esquina y se rondaba por el barrio, casi con prisa, aunque nada corría su tiempo.
Que chica buena, y tan bonita, nada malo se puede decir, murmuraban las vecinas, esas pobres viejas que ante el aburrimiento y la perdida de vitalidad solo les pareciese que les queda andar por las veredas comentando vidas ajenas.
En fin que mas da, Matilde ya estaba acostumbrada, aunque no dejaban del todo de sonrojar sus mejillas, con sus 17 casi 18 parecía romper las reglas que la adolescencia pretendía.
Se acomodo el pelo con una sola mano, como pudo, el calor la estaba agotando y un poco de mal humor le venia de repente. Su carácter a veces la dominaba era temperamental de alguna manera.
Llegaba a casa luego de esas cuadras eternas colgando las bolsas y transpirada hasta el escote entro casi resoplando de agonía (le gustaba exagerar de vez en cuando)
_por dios que calor casi muero ahí afuera
_ Por que no hacen las compras una vez al mes en esta casa?
_ pero no, siempre esta Matilde para ir todos los días al mercadito no?
_ y ahora que termine el bendito colegio, peor verdad?
_ Matilde hace esto, Matilde lo otro y aquello!
_gracias hija
_a que hora te iras esta noche? Reservaste el auto? No olvidé la fiesta.
_ Ni de las sandalitas tomate, ni rojo, ni anaranjado.Por las cuales recorrimos todos los centros comerciales para conseguir que fueran del color exacto al de tu vestido.
_vas a deslumbrar hija mía.
_siempre igual vos mama, manipulando no?
_ Lo que me faltaba ahora…
Seguía refunfuñando mientras acomodaba las compras en la heladera, y se dirigía al baño dejando por el camino las hojotas, el short en el rincón de los paraguas en el descanso de la escalera, dando la vuelta subiendo los últimos escalones se quito la remera y unos pasos mas adelante justo a la entrada de su cuarto la dejo caer en el montículo de ropa acumulada de hace unos días la cual generalmente esta mezclada entre sucia y limpia.
Encendió la radio con su volumen supremo y corrió a saltitos hacia la ducha, divertida y sonriente.
Esa era Matilde, a solas con ella misma solía calmar sus impulsos, le gustaba disfrutar de la música mientras el agua recorría su diminuto cuerpo, del cual no se fijaba mucho, era bonita por naturaleza, no le hacia falta mas, solos se lucían, sus ojos color miel, una mirada profunda, ojos grandes y pestañas hermosas. Le gustaba llevar su pelo natural, ni lacio, ni ondulado, apenas desmechado, castaño y sus mejillas de pequitas que le daban cierta apariencia infantil. Solía mirarse al espejo, esperando que le hablase, como tejiendo mundos mágicos en su mente, volaba su imaginación, hacia alocados sucesos mientras desenredaba su cabello y la imagen, el reflejo, era tan solo una excusa para soñar despierta.

Esa noche como tantos otros sábados, su amiga Alma llego temprano, compartían mucho, Alma era como una especie rara casi tanto como Matilde, pero absolutamente Alma tenia una vitalidad avasallante , siempre al frente, con energía acaparadora y charlas casi apabullantes, sus palabras iban tan unidas que no se podía a veces distinguir una oración de otra, Matilde solía escucharla ya, desde su cuarto apenas Alma cruzaba la puerta de entrada de la casa, como no conocer esa voz casi masculina, con tono a importante y grande, eso parecía Alma, grande, segura de si misma, siempre con la convicción de todo, Matilde admiraba la soltura y capacidad de su amiga, ella no lograba sentirse segura de nada, más que en sus cuentos.
-hola! Como vas cariño? Pudiste complacer a tu extremada manía de combinación perfecta.
_por dios Alma! No exageres, mejor dame un abrazo, me tenías abandonada amiga.
_Esta semana fue complicada ya lo sabes, preparando valijas, al fin será el ultimo año que asista al viajecito de la familia a mi queridísimo San Clemente, donde abundan las noches de fiesta y esa playa mmm sueño con los caracolitos y conchillas y la re puta madre que los parió!
Rompió a reír Matilde, con tales gesticulaciones de su amiga.
_bueno Alma de que vale renegar? En un mes cumples 18 y como bien dices es probable que el próximo año, logres ir de vacaciones con amigas, no es tan grave después de todo, hacer castillos de arena con tus hermanos.
_que mala eres Mati
_y dios quiera no se te ocurra conseguir novio, y estas frita, adiós esperada libertad.
_eso debieras decírtelo a ti, princesa. Dueña de castillos, decorados de rosales blancos para ti, para ti mi amiga.
_Alma! Basta ya, no te burles, ya empiezas a fastidiarme, hoy no, por favor, este día no.
_ Que piensas? Que hoy vas a encontrar a tu príncipe encantado?
_ vamos Matilde, no existe, olvídate de cuentos ya, la vida es otra, y los tipos, caramba, los tipos son todos iguales, sigues conservando eso tan preciado para ti, pareces de otro siglo, estas loca? Que crees que haces? Seguir virgen? Para que? Para quien? Cae a la tierra mati, crece, vive, deja de tejer ilusiones en tu mente. La vida esta para vivirla, y el cuerpo, pues, para usarlo.
Denuevo rompió a reír Alma, buscando la mirada cómplice de su amiga, y prosiguió
_y baya que yo lo uso verdad, hasta ahora no me prive de nada, tampoco que soy la diosa de Venus, pero me defiendo, tengo mis encantos y los se aprovechar, total quien me quita los momentos, a la tumba me los llevo, algún día chau, adiós juventud divina, las carnes se desparraman, el culo se te cae, las tetas ni te digo, viste alguna vez como quedan después de un hijo? Yo sí, y no querrías verlo te digo…
_basta Alma, ya sé como son las cosas, según tu libro de verdades. Yo no soy como el resto, como tus otras amigas, seré idiota, pues bien lo soy y? déjame soñar, a quien hago mal? Enserio no me vengas hoy con todas es boberías, por favor.
_esta bien, por hoy ganas, te dejo creer en los cuentos que escribes, no hablare mas.
Y empezó a cantar la canción que comenzaba a sonar en la radio y a las dos les despertaba ganas de moverse al compás balbuceando su melodía, Matilde todavía con la toalla envuelta a su pecho, soltó su pelo peinándolo y tratando de recogerlo de forma prolija, el vestido era soñado, por lo que no quería parecer recargada, con el peinado y maquillaje, algo suave estaría bien. Dejo caer con esplendor, el vestido sobre la cama casi acariciándolo, Alma sonrió, mientras la ayudaba a sostenerlo y veía ese brillo único en los ojos de Matilde, ojitos mágicos, asi a veces la llamaba, que eran reflejo de lo que toda mujer quisiera soñar y no se atreve.
Terminaron de vestirse, Alma llevaba un vestido corto, asimétrico con estilo moderno, sus piernas largas y flacas terminando en unos zapatos de tacos altos, tenía un bronceado parejo y las uñas de los pies arreglados. El cabello negro, lacio caía sobre los hombros, y en sus manos llevaba una cómica cartera miniatura de mano.
De parada solida, como sólidos sus pasos se acerco a la puerta de calle mirando que llegara el auto mientras esperaba que Matilde terminara y la acompañase en la espera.
Se escucho los bozinazos y la voz casi al instante, automática de Matilde
_Ya voy, ahí bajo, un minuto.
Bajo las escaleras, los pies apurados, las manos inquietas, una chalina envolvía sus brazos dejando entrever los hombros, apenas unos aritos delicados y el cabello recogido con trenzas, los labios de tamaño perfecto de un sutil roza viejo, el rubor apenas perceptible en las mejillas de Matilde envueltos en terciopelo y los ojos exaltados de ilusión, de nitidez peligrosa, impactaban como un shock, mostraban mucho mas de lo que cualquier persona podría permitirse al mirar.
Sonrieron cómplices, sosteniendo la mirada mientras subían al coche, Alma encendió un cigarrillo mientras bajaba la ventanilla, hacia calor, no mucho como en los días pasados, el cielo dejo ver sus estrellas y la luna cómoda descansaba sin nubes que la opaquen.
El salón estaba muy bien preparado, los otros chicos empezaban a llegar, la decoración parecía curiosamente al tono soñado del vestido de Matilde, entro sola mientras Alma saludaba afuera, miraba las luces, y disfrutaba cada rincón, cada rostro que cruzaba sabiendo que esa era la despedida, la gran fiesta de egresados y era probable que muchos de esos rostros no volviera a ver jamás.
En unos minutos se reunió con Alma que ingresaba del brazo de unos amigos, seguían llegando chicos, del curso y de otros cursos, amigos de otros amigos y asi de un momento a otro la noche proponía diversión y reencuentros.
_ como vas Alma?
_ hey!! Que hace el nuevo galán?
_ bueno tampoco tanto no?
_ Eso se dice por ahí
_ parece ser que muchos ojos te miran esta noche
_ no me presentas a tu amiga?
_ no conoces a Matilde?
_ de vista, no es nada personal, solo quisiera saludarla
_ Si claro, saludarla, esta bien, enseguida
Fue directo a Matilde que se había distanciado un momento hipnotizada con los arreglos florales de las mesas, y los fanales decorativos calados de estrellas. La tomo del brazo casi arrastrándola y asiéndola tropezar graciosamente ante la mirada expectante de ese chico.
_ Hola, mi nombre es Diego.
_ Que tal, Matilde.
Respondía, con un poco de sorpresa
Dejo caer una sonrisa y continúo
_ Si, ya se tu nombre Matilde, estas muy hermosa, creo que que saldrás elegida reina hoy.
Por Dios pensaba por dentro Matilde, otro ejemplar de la mediocridad masculina, siempre con la frivolidad de lo estético como punto de partida, y ese ego avasallante que desprendía la sonrisa ganadora, machista, y hasta estúpida del muñequito de torta de turno, el nuevo galán de la escuela. Pero acaso no era eso lo que cualquier chica soñaría? Luchaba entre pensamientos mezclados Matilde, decidiendo no darle mayor importancia y proseguir con la charla.
_ La verdad si quisiera ser elegida hubiese participado en algún concurso de miss diosa, o algo así, no es mi estilo, ni de mi interés.
_ solo dije lo que pienso, estas muy linda, o acaso miento?
_ sigo con los chicos, después nos vemos.
Y se alejó con el grupo, mientras Matilde buscaba con la mirada a su amiga, quien se había escurrido sin darse cuenta.
Al rato estaban las dos probando exquisiteces de las mesas, Alma picaba apenas, fiel a su eterna dieta, mientras Matilde disfrutaba casi en éxtasis los manjares de la mesa dulce como si la comida la llevara al placer, siempre decía, si comer seria pecado, dios sabe que estaría cerca del infierno, mas nunca pudo resistirse , ni dejar de alabar a la bendita comida, no podía ni pensar en lo tortuosa que seria la vida para aquellas niñas que abusaban de la delgadez haciendo de aquello casi un culto y un rechazo a la naturaleza misma, que nos brinda la mas rica variedad en alimentos. Así es como siempre discutía con Alma, aunque admitiendo que era Matilde una especie de afortunada, ya que nunca subía mucho de peso, reprochaba a menudo a su amiga el hecho que no disfrutara de la comida.
Tomo con sus dedos unas guindas que reposaban en una de las tartas frutales haciendo un rápido movimiento, creyendo que nadie podría verla, y sumergiendo la fruta de un bocado.
_ te vi.
Dijo diego, escondiendo la carcajada
_ te vi, y eso no se hace.
_ ahora bien, si quieres que no comente este suceso, tendría entonces que compartir no crees?
_ Matilde sonrojada, casi enfurecida de la vergüenza, trago como pudo evitando el diminuto carozo y hablo con vos ahogada.
_ ni te atrevas, solo quedo el carozo.
Y lo extendió en la mano de Diego.
_ Voy a tener que inventar otra excusa para robarte un beso entonces.
_para nada, porque no ando repartiendo de esos.
_vamos, bailemos un rato, deja ya de pelearme, dame una pequeña tregua.
Accedió con mirada desafiante y los cachetes rojos otra vez. Mas que bailar era saltar, zamarrearse un poco, cada vez mas alocados, con el resto de los amigos todos en complicidad, un tema y el otro, en un momento de sofocación Matilde lo miró insinuando la puerta al patio, tironeando de su mano, esquibado las masas danzantes, llego a la puerta y se sentó en los pocos escalones, suspirando, y resoplando aire nuevo, miro nuevamente los ojos de Diego, de un azul intenso, tratando de descifrar como le era usual a las personas, el se sentaba casi pegado, golpeando las rodillas de Matilde con las suyas, y sin mas que decir, la beso, así de improvisto pero con cuidado.
Parecía encontrar algo de cariño en ese beso, intento responder con más intensidad, recorría su cuello con los dedos mientras besaba con firmeza y dulzura los labios temblorosos del chico.
Otra vez ese hueco en el corazón de Matilde, por mas de que buscara sentimiento profundo, pasión desmesurada, complicidad absoluta, dulzura extrema y paz, paz en el alma, nada de eso sucedía mientras comenzaba a disimular su desilusión, apaciguando sus besos, quitándole las caricias, sin suspiro ni sonrisas decidió romper el momento con las palabras.
_ ya me siento mejor, volvemos? No quisiera perderme esta fiesta, y vos tampoco.
_ esta bien, nos vemos después? O te llevo a tu casa, que te parece?
_ entremos por ahora, quisiera ver a Alma.


Como tantas otras veces le costaba admitirse que no podía besar por que sí, se enojaba con ella misma al no poder tomarlo con liviandad ¿se volvía cada vez más específica su búsqueda, o simplemente quería sentir verdadero amor?
En el límite la noche, de terminar sin grandes sucesos, y Alma exaltada, tomando de más, riéndose hasta el llanto, simpática como siempre con un humor increíble no típico de las chicas en general, tan así que solía tener muchos amigos varones.
Matilde ya no contaba con buen humor, y trataba de convencerla de volver, no se sentía muy bien, mas allá de la fiesta, creía que debían ir a casa.
Entro girando la llave rápidamente, coloco la traba, y dejo caer su espalda sobre la puerta, suspiro apenas, cuando se prendía la luz desde la cocina, venia su madre llorando.
_hija mía.
_ déjame abrazarte.
_lo siento mucho Mati.
_murió el abuelo.
Se corto su respiración, solas casi obligadas caían las lágrimas ininterrumpidas por su rostro, escondido entre las manos de Matilde.
Tantas cosas pasaban por su mente, de inmediato, miles de recuerdos de su niñez, como ver una película, y a la vez pensaba en el sufrimiento de ese hombre, que tanto supo trabajar, pero poco del disfrute de la vida, ese hombre tosco, serio, de convicciones muy distintas, pero que dedico su vida al trabajo y a que no le faltara nunca nada a la familia. Ya no tendría que pasar dolor, y tratamientos, ahora él podría descansar, después de todo.
Y que es la vida? Se preguntaba. Quien te arrebata? Que tanto a veces se busca lo imposible, ideales, o se vive esperando ¿el ser austero era facilismo o en realidad era lo difícil? Galopar sin riendas o seguir las reglas, encontrar practicidad en las mismas respuestas, o realmente había mas significados.
Esa noche escribió en su cuaderno

Su reloj sigue marcando, la hora de su adiós
Siempre lo llevaba consigo, como amuleto se aferro
Sé… había paz en su alma y su rostro reflejo, cada último minuto
Sus ganas de decir adiós
Que tantos recuerdos tengo
Y sé… tantos otros tienes
Que me crié a tu lado
Que me diste tanto ¡abuelo!

viernes, 13 de noviembre de 2009

Miro la lluvia en la ventana, sonrió y miro la casa, en quietud y en silencio, tomo las zapatillas que creyó apropiadas para las gotas que golpeaban con fuerza el pavimento. Se vistió con los colores que a él le hubiesen gustado, un poco de violetas olvidados, y con el pelo suelto, nada de maquillaje en los labios, recordó que tampoco le agradaba, ni perfumes mi niña! , que los aromas provocaban furia en la piel, alergia repentina.
Salio´al fin con su viejo paraguas, sosteniéndolo fuerte con ambas manos, con agrado dio los primeros pasos, alejándose de lo cotidiano, amigándose con el pasado. No dejaría caer ni una lagrima, este seria uno de esos momentos, dibujo una sonrisa, respiro profundo, creyó que los años no le dejarían recordar la melodía ni los sucesos. Cruzo la primer calle, la lluvia incesante, la mañana despertaba y ella sola, se apoderaba de las veredas, comenzó a cantar con voz pequeña, mirando a su paso el todo, percibía cada sonido que ahora parecían ir a merced de su compás, miro el cielo cubierto y los pasos apropiándose de cada charco se reconfortaban chapoteando, alzo su voz un poco mas fuerte, ya no eran susurros sino frases fuertes, sintió el amor que venia de las entrañas con cada respiración se apoderaba de las sensaciones, sus propios sentimientos enterrados, mutilados por el destino. Ahora a flor de piel, caminando la segunda cuadra, vio la esquina que esperaba, y seguía pronunciando la dulce canción, se detuvo en el lugar, la vejez no le había podido robar nada, llego a la calle del rencuentro, a la misma esquina, cantó aun mas fuerte, el alma sujetada en la garganta, dejabu de la nostalgia, sin dudas ese día era idéntico a aquella otra mañana, que el desidia soltar su corazón al viento.
Mojada hasta los huesos, despertaba su piel arrugada, estremecía con el silencio que la lluvia proponía, no pudo dejar de sonreír, nada pudo corromper su sentir, ni los años, ni la vida, disfruto unos minutos más aquella esquina, parecía desbordarla la liberación de su voz, canto, canto eufórica, ese amor perfecto, perpetuo, había sobrevivido a los vientos, se pregunto si aun seria posible la conexión del corazón, decidió creer denuevo, aunque parecía efímero y absurdo, es que la madurez a veces desvía de las verdaderas convicciones, decidió atreverse a soñar, se sintió plena al cantar, convencida de que su reflejo, alma gemela, podía escucharla.
Dio la vuelta, para volver a casa, quien podría quitarle volver a ser aquella muchacha…

sábado, 7 de noviembre de 2009

Quito la funda con ansiedad, de su guitarra olvidada, descansaban sus cuerdas esperando, callando sin razón sus ganas de darle al aire esa canción.
Olvidó, recordó más bien como olvidar, las notas, los acordes, como si la vida no le hubiese dejado soñar.
Sonrió, cerro los ojos, suspiro, acaricio ligeramente a la guitarra y le hablo.
Colgó su vida un instante y mejor que nunca antes, como si fuera esa la primera vez toco, parecía transportarse, las manos solas se entrenaban, y con la mirada al frente, la sonrisa ancha, le cantó mirándola con pura admiración.
El silencio y él amigos los dos, dejaban fluir la miel que en ese momento era su voz. Pensó por un instante que estaba regalando una canción, que alguna vez había escrito al verdadero amor…que feliz estaba!! Como fue posible? olvidar su piano, su guitarra, la poesía y su magia. De repente no entendía nada, nada más que la explosión del corazón.
Cayo la última nota, a la guitarra abrazo, con las lágrimas apretadas y la mirada siempre al frente, buscando esos ojos dijo gracias! , debo ser sincero ya no tocaba la guitarra, y hoy tuve ganas de nuevo, reviviste mis sentidos, de veras te lo agradezco.
Matilde es para mi toda una amiga, alguien que crece noche a noche entre lineas, me cautiva con su simpleza verdadera.Espero algun día tambien los atrape, pronto cmpartiré la primer parte de esta historia con ustedes.

desafio

Intermitente el corazón
Interprete de sucesos
Ocurrentes del destino
De mas incierto
De intensidad hiriente
O con el gusto de lo infinito
La calma te apabulle
Y tus sueños furiosos
Creen corromper tu ley
Conoces el límite
Como nunca antes
Entre tu bien y tu mal
Tú dulzura o tempestad
Sabes de eso…
Sabes de eso…
Entre tu bien y tu mal
Caes, te levantes
Y vuelves a empezar
O quedas atrapado
O eliges acaso?
Como caminar
Pánico o tranquilidad
Sabes de eso…
Sabes de eso…
Ideales de vida
O vivir de verdad.

Tus plegarias

Donaste hipocresía
De tus bolsillos se caía
Enterraste sueños
Viste que ironía?
Plegarias que rezaste
Para asi salvarte
De tanta fantasía

Malditas realidades
Delimitaste tus líneas
Riendas que amarraste
Viste que ironía?
Tu libro que seguías
De mandamientos rotulados
Pues parece que a veces
La felicidad es pecada

Sollozando la nostalgia
Se escapo de tu vida
Viste que ironía?
Vos que te creías libre
Inquietaste tus alas tanto
Y corriste al otro lado
Tan rápido como podrías
Llamaste a esa hipocresía
Y lloraron tus manos

Escape de ilusionista
Presa fácil del pecado
Rompiste tus reglas
Y aun sigues llorando.

Escribo

Escribo por que así vivo
Escribo porque al aire convierto en desafío
Y es así que en un remanso
Descansa mi esencia
Cuando escribo mi alma
Se olvida de dar vueltas
Desnuda se hace magia
Intuitiva la deriva
Encuentra matices
En lo cotidiano, en lo simple

Pues si escribo no hay palabra
Que se rehúse a lo espontáneo
Natural impulso
Que crece sin perjuicios
Vive en mi casi obligado
Este escribir tan mió
Y si sueño…y si arrebato
O tan solo todo expuesto
Es sentir sin motivos
Y sin motivos vivir pleno

Escribo lo que soy
Y otras veces no tanto
Quizá los versos son
Susurros inconscientes
Que me invitan a ser
Actriz elocuente, mundo imaginario
Que al cargar el papel en blanco
Disfruta, desdobla
Alud de sucesos
De este transitar humano.

Escribo y disfruto
Las palabras que se escapan
La música silenciosa
Que entre versos se delata.